Reflexiones sobre la realidad local…
Muchos padres anhelan que sus hijos tengan la oportunidad de construir un futuro prometedor en el extranjero y están dispuestos a sacrificar mucho para que ello sea posible. La raíz de esta aspiración se encuentra en la percepción de que el país enfrenta desafíos políticos, económicos, sociales y culturales que perduran a lo largo de décadas, limitando la confianza en un futuro próspero en Argentina.
Recientemente, el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA, llevó a cabo una encuesta en los principales centros urbanos del país, centrándose en el tema de la inseguridad. Los resultados revelaron que cinco de cada diez residentes en estas zonas expresan el deseo de emigrar si tuvieran la oportunidad. La mayoría de ellos justifican su intención con la creencia de que Argentina quizás no pueda superar su decadencia en muchos años. Es importante destacar que este deseo se incrementa significativamente entre los jóvenes de 18 a 29 años, donde el 70% manifestó su disposición a vivir en el extranjero.
Los motivos que impulsan a los padres a considerar esta opción son variados, pero pueden agruparse en tres categorías fundamentales: la búsqueda de mejores oportunidades laborales y educativas, la mejora en la calidad de vida y seguridad, y el deseo de vivir en sociedades más justa y democrática.
Es crucial reconocer que, aquellos padres que quieren un mejor futuro para sus hijos fuera de Argentina son conscientes de los desafíos que esta decisión conlleva, como el desarraigo, la adaptación a nuevas culturas, la posibilidad de enfrentar la discriminación y la añoranza de su tierra natal. Sin embargo, están dispuestos a enfrentar estos retos con tal de brindar a sus descendientes una vida más plena y feliz.
La determinación de emigrar no es una elección sencilla, ni para los padres ni para los hijos. Requiere un proceso de diálogo, planificación y apoyo mutuo. Los padres terminan respetando la voluntad de sus hijos, mientras que ellos valorarán el esfuerzo y el amor de sus padres. Ambos mantendrán el contacto y el vínculo afectivo, sin perder de vista sus raíces y su identidad. La vida no será la misma, la tristeza y la nostalgia emergerán en algún momento del día.
La realidad argentina debe ser cuestionada profundamente, nuestro problema es de organización, por lo tanto, político. ¿Es saludable que el poder político no se renueve y se mantengan las mismas figuras durante décadas? ¿Por qué los políticos no han competido por un sistema federal que distribuya el poder de manera equitativa, con autonomía e independencia provincial y autonomía municipal? ¿Por qué se ha concentrado la población en la Región Metropolitana de Buenos Aires, despoblando gran parte de la provincia impidiendo una mayor producción alimentaria? Estas preguntas son cruciales para comprender la situación actual y la falta de respuestas a nuestros jóvenes.
Nadie se ha cuestionado si el sistema democrático actual, caracterizado por su centralización, verticalismo y su permanente antagonismo con la agricultura y la ganadería, es el adecuado. La matriz productiva nacional se ha deteriorado, y las imposiciones colonialistas se han aceptado en lugar de preservar nuestra cultura.
Es imperativo que, como comunidad, comencemos a explorar estos interrogantes y a asumir la responsabilidad de revertir la situación. La descentralización del poder político podría ser un primer paso hacia un futuro más prometedor y equitativo para todos. Un futuro donde nuestros hijos sean parte. Un futuro que no está lejano, está a la vuelta de un puñado de años.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022.
Y, “Buenos Ayres Humana II, la hora de tu Intendente” en preparación.
Mar del Plata