La política argentina, de las últimas décadas, ha estado marcada por una serie de nudos que no consiguen desatar. Decía el Rey Fernando el católico: “tanto monta cortar como desata”, es decir, da igual cómo se haga, lo importante es que se consiga. No logran generar propuestas políticas concretas para suprimir la corrupción en los aparatos del Estado.
Uno de los problemas más persistentes y preocupantes que enfrenta el país, y que tiene por resultado la corrupción existente, es la anemia intelectual y la carencia de ética entre los políticos. La relación entre estos dos aspectos tiene un fuerte impacto en la calidad de nuestras instituciones y la forma de hacer política en argentina.
La anemia intelectual, nos referimos a la falta de profundidad y conocimiento en los debates políticos, en la toma de decisiones, en persuadir para constituir mayorías, en la defensa de las instituciones. Esta falta de preparación y comprensión de los temas críticos que afectan a nuestra comunidad nacional ha llevado a la toma de medidas deficientes y a políticas públicas ineficaces. Son varias las razones que posibilitan este escenario:
- El clientelismo político, ya arraigado en la política argentina, que prioriza la lealtad partidaria y la distribución de beneficios a corto plazo sobre la formulación de políticas sólidas basadas en la evidencia y el análisis riguroso.
- Una educación incompleta, que ha llevado a una falta de formación en Ciencias Políticas, Economía, Historia, Sociología, principalmente en Filosofía, y otros campos que son cruciales para la toma de decisiones políticas informadas y responsables. Esto se traduce en políticos que no están debidamente formados para abordar cuestiones complejas. Priorizan la intuición por sobre la razón.
- Muchos son los que parecen importarle más sus propios intereses personales y económicos por sobre el bienestar de la nación. Esto puede conducir a la adopción de políticas que benefician a unos pocos en lugar del conjunto de la comunidad.
El segundo tema en cuestión es la carencia de Ética en la Política, que se manifiesta en una serie de comportamientos perjudiciales que erosionan la confianza pública en el sistema político. Algunos ejemplos se dan en:
- La corrupción como un problema crónico. Los casos de políticos involucrados en actos de corrupción, como sobornos y malversación de fondos públicos, han sido ampliamente visibilizados a lo largo de estos años. Esta conducta socava la integridad del conjunto del sistema político.
- El nepotismo, o la designación de familiares en cargos públicos, es otro problema ético común en la política argentina. Esto lleva a la concentración de poder en manos de unas pocas familias o grupos, en lugar de basarse en el mérito y la competencia.
- La manipulación de la opinión pública a través de la desinformación, la sobreinformación y la propaganda es una estrategia utilizada por algunos políticos para mantener el poder. Esto socava la democracia y la participación informada de los vecinos.
La anemia intelectual y la carencia de ética política tiene un impacto significativo en la democracia. La falta de conocimiento y los vicios políticos conducen a la adopción de políticas ineficaces y perjudiciales para toda la comunidad. La corrupción y el nepotismo debilitan la confianza de la población en las instituciones políticas y el sistema democrático en su conjunto.
La solución a estos problemas requiere un enfoque de conjunto que aborde tanto la anemia intelectual como la carencia de ética. Esto implica una reforma educativa para mejorar la preparación de los políticos, así como medidas para fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas en el gobierno.
A tal efecto, sería importante que en cada Municipio de nuestras provincias tuviéramos una Escuela de Formación y Capacitación Política, para brindar a los futuros conductores políticos los conocimientos, las habilidades y las actitudes necesarias para participar activa y responsablemente en la vida pública, así como para diseñar, implementar y evaluar políticas públicas que respondan a las reales demandas y necesidades de la comunidad.
Ella puede contribuir a contrarrestar esta situación de falta de conocimientos y de una ética, ofreciendo espacios de reflexión desde el disenso, de diálogo plural y constructivo, de aprendizaje colaborativo y de acción transformadora. Fomentar una cultura política democrática, basada en el respeto a los derechos humanos, a las diferencias, al Estado de derecho y al bien común. Generar una comunidad organizada, comprometida, informada y participativa, capaz de ejercer sus derechos y deberes, de controlar y fiscalizar a sus representantes, y de proponer soluciones a los problemas colectivos. En definitiva, formar líderes políticos con visión estratégica, con capacidad de gestión, con sensibilidad social y con vocación de servicio. Con amor a la patria y a su pueblo.
Estos son desafíos persistentes, la ignorancia y la corrupción socavan la calidad de nuestro sistema de gobierno y la confianza de la población en el sistema político, que puede derivar a regímenes autoritarios y supresión de derechos, en particular los derechos políticos. Resolver estos problemas es esencial para constituir un sistema político más sólido y ético en Argentina. La comunidad nacional, la conducción política y las instituciones republicanas y federales tienen la responsabilidad de abordar estos desafíos y trabajar juntos para lograr cortar este nudo que nos están asfixiando, para el bien de todo el pueblo y la grandeza de nuestra patria, Argentina.
Luis Gotte
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022.
Mar del Plata