La industria cultural audiovisual argentina se demuestra creativa y resiliente a pesar de un contexto económico adverso y se destaca como impulsor de la economía, generando trabajo directo e indirecto en una enorme cantidad de servicios asociados, con un crecimiento sostenido del empleo en los últimos 15 años de un 45%. El impacto económico de la industria audiovisual es de un 5.2% del total de la economía argentina, sumando los efectos directos e indirectos sobre otros sectores. (Fuente: Observatorio Audiovisual INCAA Abril 2022)
El cine argentino es una fuente de trabajo y una verdadera política de Estado desde mediados del siglo XX, y aún con los avatares de la realidad nacional, poseemos en Argentina una Ley de Cine que es una referencia de avanzada en el mundo, generando una producción altísima de filmes (de allí que surja permanentemente el reconocimiento mundial por su calidad).
Asimismo, cuando todas las plataformas se inscriban y paguen lo que deben al Estado Nacional, la producción se verá incrementada en forma cuantitativa y en calidad. Las plataformas audiovisuales (OTT over the top) deben pagar los cánones que deben al Estado Nacional desde hace años. Esto mismo ya ocurre en otros países, y no hay excusas, ya que durante la pandemia y el encierro preventivo u obligatorio, las plataformas embolsaron fortunas exhibiendo filmes con públicos cautivos pero pasaron por encima de la Ley de Cine que exige el cobro cuando se emiten o exhiben videogramas y se cobra por ello. Eso posibilitará ampliar las fronteras de la producción audiovisual a todo el territorio nacional, posibilitando una perspectiva federal, y de género. Sumando escuelas de cine y ampliando la industria nacional.
Tenemos que sumar recursos a nuestros filmes documentales y de ficción para competir en un mercado cada vez más exigente en lo técnico y narrativo. Se necesita profundizar la inversión en el desarrollo del trabajo, en la investigación, para darle tiempo de maduración al trabajo de guión, para sumar despliegue técnico, para salvaguardar en una cinemateca lo que se produce y para posibilitar la exhibición con la consiguiente cuota de pantalla (tiempo mínimo y lugar de exhibición) que garantice que los filmes nacionales se puedan ver y el público nacional tenga acceso a los mismos. Quedan muchas cosas por resolver, pero de ningún modo es posible que dos trasnochados como Bullrich o Milei pretendan destruir la construcción realizada con el esfuerzo de cientos de miles de personas que en todo el país, trabajan directa o indirectamente en la producción audiovisual.
“El camino debe ser mejorar, fortalecer y volver más eficientes las políticas de fomento que acompañen y no desactivar la existencia de una industria pujante y consolidada. Los países que desarrollaron una industria audiovisual lo han hecho gracias a la continuidad de las políticas industriales y culturales. La Argentina tiene el derecho y el deber de tener un imaginario colectivo propio, donde plasmar su memoria, su identidad y sus costumbres. El cine argentino ha sabido ser ese lugar y lo seguirá siendo.“
CINE ARGENTINO UNIDO
Adrian Jaime / documentalista / director del film QUEMENLOS