El cura párroco de San Telmo, quien fue precandidato de Principios y Valores de Guillermo Moreno a Jefe de Gobierno en las P.A.S.O compitiendo contra Leandro Santoro de Unión por la Patria, Ramiro Marra en La Libertad Avanza, Jorge Macri y Martín Lousteau de Juntos por el Cambio, la coalición de la Unión Cívica Radical, el PRO y la Coalición Cívica de Elisa Carrió más el Partido Socialista de Roy Cortina, dialogó en una extensa charla con 3era Posición para exponer su visión que es compartida por numerosos fieles católicos y militantes especialmente jóvenes. Principios y Valores, en la lista de la ciudad, llevó a Alejandro Kim a la legislatura y a Lucila Pimpi Colombo a Diputada Nacional. En provincia de Buenos Aires optó por Luis D´Elía como contendiente de Axel Kiciloff y Alberto Samid como intendente en La Matanza. No logó superar el piso para pasar las PASO y apoyó, por medio de Guillermo Moreno, la candidatura presidencial de Sergio Tomás Massa.
Comenzó con un diagnóstico de la sociedad argentina y la encrucijada que se enfrenta: “Hay urgencias humanitarias básicas. Los chicos que no comen. Que no hacen las dos comidas diarias todo el mes. La falta de futuro a los jóvenes. Esto lleva a la droga y al suicidio. Se silencian las estadísticas del suicidio en nuestro país, las últimas estadísticas oficiales son del 2020 o del 2019. Se intenta tergiversar. Quien se suicida es porque no soporta el dolor”. Ante esto, nos llamó y se llamó a un exámen de conciencia. Sobre las elecciones a desarrollarse, donde algunas encuestadores pronostican un triunfo en primera vuelta de Javier Milei mientras no pocas aseguran que habrá segunda vuelta fue contundente “es importante ver que como sociedad si seguimos decidiendo que la justicia social es un valor básico o ya no lo es”. Pidió, al votar, “no olvidar lo espiritual”.
Ante el slogan “la única salida es Ezeiza”, Graham planteó: “La sociedad no está dando futuro a los jóvenes. El problema es de la sociedad. Es síntoma de la enfermedad social”. En torno a las noticias públicas de escraches masivos a usuarios del sistema de salud mental: “Es importante la libertad de expresión pero debemos tener derecho a respeto a toda la vida humana y toda situación. La sociedad está habituada a que se hable de la vida de terceros sin ningún tipo de respeto por la persona humana, se ve a las claras que es así, más cuando se plantean experiencias dificultosas en un tramo de la vida de alguien. Las personas humanas merecen la privacidad y el respeto. No solo no lo cuidan las redes y los medios. No lo cuidamos como sociedad porque ya estamos mal acostumbrados a no darnos cuenta siquiera a la falta de respeto a la vida humana cuando no se cuida su derecho a la intimidad”.
Ante declaraciones vertidas por un sacerdote de la región cuyana, que ha dicho públicamente que para ser sacerdote se debía tener “una vida intachable”, Graham respondió: “Los discípulos de Jesús no darían ese perfil. Cualquiera de los cuatro evangelios o las cartas de Pablo, la santidad está puesta en el bautismo. Ser bautizado. Esa santidad la vivimos todos y cada uno en su estado de vida, sea la vocación sacerdotal como sacerdote o la vocación matrimonial, o la vocación consagrada como consagrado, somos sorprendidos con la gracia de seguir a Cristo. Es la gracia más grande que podemos tener. El Papa Pío XX allá hace más de un siglo solía decir que el día más importante de su vida fue el bautismo. Ser cura, obispo o Papa no le da a nadie una dignidad mayor. La vocación de seguir a Cristo a todos nos agarra en un momento de conversión y es parte de la gracia de Dios. San Mateo era recaudador de impuestos cuando fue llamado. Los discípulos abandonan a Cristo: lo entregaron y abandonaron. Esa nuestra historia de vida. No somos quienes para juzgar a ningún pecador. No juzguemos más. Eso no quita que todos nos esforzamos por seguir el evangelio, dar un buen testimonio y exhortar a los demás a que sigan a Jesús con la llamada corrección fraterno. Lo principal es lo fraterno. No lo correctivo. Ser hermanos”. Sobre el diálogo interreligioso, que practica desde su ordenamiento como sacerdote y promueve, opinió: “el diálogo lo tenemos que tener con todos, aún con los ateos, todos tenemos el mismo Padre, tenemos un vínculo desde la gracia de Cristo. No es que el otro, el ateo, el de otra religión no la tiene: no la va a recibir cuando se convierta. Ya la tiene y todavía no sabe que Cristo no sabe que murió por él. Los católicos nos sentimos hermanos de todos. Con otra comunidad religiosa hay una particular riqueza, como hijos del mismo Creador, tiene una fuerza especial para fundamentar la vida fraterna y la vida de la justicia para que quien no tiene una comunidad y está solo, lo podemos ayudar entre todos”.
Como artista expresó que su sensibilidad se orienta ante la realidad argentina: “Creemos que la justicia social es esencial. Cualquier sea el partido o las ideas políticas y económicas. Si hoy la revolución es plantear que la justicia social no es un valor, habrá que hacer la contra revolución como fueron los blancos contra los rojos en Rusia donde ahí se dió una revolución ante el stalinismo. Stalin asesinó a todo aquel que no era creyente. En ese caso la contrarevolución fundó la memoria del pueblo ruso hasta hoy. Los desafíos se agarran tal cual son. Tenemos que reconocer que no nos dimos cuenta que desafío teniamos delante y estuvimos dormidos o encerrados en los templos. Debemos despertar, bienvenido sea si despertamos, las batallas crean el buen combate. Con mansedumbre. Con paciencia. Con sencillez. Bienvenido sea como gracia si es a lo que estamos llamados”.
Luego se dirigió a los lectores que se sienten cristianos con la parábola del buen samaritano, amar al marginado, al que era “visto como hereje” por los levitas de ese tiempo. Y se pronunció sobre cómo debe educarse en la catequesis en cuanto al pecado: “una buena catequesis es una que nos hace partir que Dios nos ama. Si no partimos de ese punto fundamental, ojalá alguna comunidad o alguna comunidad nos haga revisar y darnos cuenta. Es el mensaje de todo el evangelio. Ser sorprendidos por el amor de Dios. Nos sorprende un amor que no es merecido si no que tiene una gratuidad. Dios nos mira como merecedores de su amor. Si señala un pecado es una confesión de la misericordia de Dios que nos sorprende y no una autoexclusión de la gracia que no tiene nada que ver con la Palabra. Eso es una mala catequesis. Nosotros amamos al pecador. Si alguien se confiesa ante uno o ante Dios como pecador no es motivo de excluimos, nos acercamos. Jesús se hizo Uno en la cruz por nuestros pecados. Sin misericordia la justicia es injusticia. Dios es misericordioso sin límites. No tiene límites de misericordia. Solo ese amor misericordioso es lo que permite restaurar el llamado al amor. Lo que los cristianos estamos llamados en este tiempo”.