Lo declaró en Palacio Real en AM630 Radio Rivadavia.
Chaqueño Palavecino, la voz del folclore que reverbera en las vastas llanuras del norte argentino, es un poeta de la música argentina, un cantor que entrelaza sus raíces con la esencia misma de la tierra que lo vio nacer. A través de sus canciones, Palavecino teje historias de vida, amor y paisajes que resuenan con la autenticidad de las tradiciones del folclore argentino.
Su voz, profunda como los ríos que serpentean, se convierte en un instrumento que narra las vivencias del pueblo, sus alegrías y desventuras. En cada estrofa, Palavecino rinde homenaje a la riqueza cultural y a la herencia de los pueblos originarios, pintando con versos la poesía del noroeste argentino.
En “Amor Salvaje”, Palavecino nos sumerge en la pasión desbordante de las emociones humanas. La letra, como un arroyo de palabras, fluye con la misma naturalidad que las aguas del Pilcomayo, transmitiendo la intensidad de un amor que desafía las barreras del tiempo y la distancia. Palavecino, con su habilidad poética, transforma la simpleza de las palabras en un canto apasionado que resuena en el corazón del oyente.
“La Ley y la Trampa” es otro ejemplo de la destreza de Palavecino para contar historias argentinas a través de sus letras. En esta canción, la leyenda del bandido que desafía la autoridad se despliega como un cuento musical. La melodía se convierte en un sendero que lleva a los oyentes por las colinas y quebradas de la imaginación, donde la lucha por la libertad se entrelaza con la armonía de la guitarra.
En “A Don Ata”, Palavecino rinde tributo a Atahualpa Yupanqui, un ícono del folclore argentino. La canción es un canto de agradecimiento y respeto hacia el maestro, donde Palavecino expresa su admiración por la sabiduría y la contribución de Yupanqui a la preservación de las raíces culturales. Cada palabra se convierte en un gesto de reconocimiento hacia aquellos que han dejado una marca imborrable en la tradición musical del país.
En “La Ley y la Trampa”, Palavecino aborda la dualidad entre la justicia y la astucia, entre la ley y la trampa. La canción se convierte en una parábola que narra las complejidades de la vida, donde la moralidad y la supervivencia se entrecruzan como los caminos de los ríos en las llanuras chaqueñas. La lírica se convierte en un espejo de la realidad, capturando las luces y sombras de la condición humana.
El Chaqueño Palavecino, con su guitarra y su voz ronca, se erige como un poeta argentino y federal contemporáneo de las llanuras. Sus canciones son puentes que conectan el pasado con el presente, llevando consigo las historias y tradiciones de un pueblo que late al ritmo del folclore. Palavecino, a través de sus letras, se convierte en un narrador de la vida misma, un contador de cuentos que lleva consigo la esencia de la tierra y sus gentes.