Se trata del presbítero Leonardo Castellani, quien ha recibido un premio en la Sociedad Argentina de Escritores. Fue rescatado por Jorge Luis Borges y por Rodolfo Walsh. Así pensaba:
“La cobardía en un cristiano es un pecado serio, porque es señal de poca fe en Cristo (“cobardes y hombres de poca fe”) que ha dado sus pruebas de que es un hombre “a quien el mar y los vientos obedecen “-dice el Evangelio- con lo cual por lo tanto, el miedo no es cosa bonita; ni lícita siquiera. Julio César, en una ocasión parecida, no permitió a sus compañeros que se asustaran. “¿Qué teméis? Lleváis a César a su buena estrella”, les dijo. Mucho más Jesucristo, creador de las estrellas”.
“Cuanto más religioso es un hombre menos ganas tiene de ostentar su religiosidad, de orar a gritos o de tocar trompetas -e invitar a los periodistas- cuando da limosna. El gran pudor de mostrar lo que hay de mejor en nosotros viene del miedo al manoseo, que lo estropea todo. Cuando un hombre tiene dones extraordinarios tiene un grandísimo deseo de parecer un hombre ordinario; por lo menos en lo religioso.”
‘El modernismo es la última evolución del protestantismo liberal y es la herejía más sutil y compleja que ha existido y puede existir, de modo que sin duda será la religión del Anticristo; porque concilia en sí las dos notas antagónicas con que San Pablo describe misteriosamente al Hombre de Pecado, y que hasta hoy parecían incompatibles: 1°, será adversario de toda religión y culto; 2°, se sentará en el templo haciéndose adorar como Dios. El modernismo deshace toda religión existente, APROPIÁNDOSE EMPERO DE SUS FORMAS EXTERIORES, a las cuales vacía de contenido para rellenarlas con la idolatría del Hombre”.
R«Quien dudare de que se está formando ante nuestros ojos una nueva y vasta religión herética puede leer las obras de o recurrir a los numerosos opúsculos a mimeógrafo y sin imprimatur del señor Chardin mezcla de buena ciencia, mala filosofía y herejía sutilmente paliada; mezcla detonante que constituye un vasto y completo programa de neocatolicismo profundamente heterodoxo y modernista. »
“La Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, obstaculiza esa manifestación y la reduce, apoyada en el orden humano que el Imperio Romano organizó en cuerpo jurídico y político; pero llegará un día, que será el fin de esta edad, en que desaparecerá el Obstáculo. El Espíritu Santo abandonará quizá este cuerpo social histórico, llamado Cristiandad, arrebatando consigo a la soledad más total a los suyos, dándoles dos alas de águila para volar al desierto. Y entonces la estructura temporal de la Iglesia existente será presa del Anticristo, fornicará con los reyes de la tierra – al menos una parte ostensible de ella, como pasó ya en su historia-, y la abominación de la desolación entrará en el lugar santo. “Cuando veáis la desolación abominable entrar adonde no debe, entonces ya es”.
¿Será el reinado de un Antipapa, o Papa falso? ¿Será la destrucción material de Roma? ¿Será la entronización en ella de un culto sacrílego? No lo sabemos. Sabemos que el Apokalypsis, al describir la Gran Prostituta, señala con toda precisión “la ciudad de las siete colinas”: interpretación dada por el mismo Ángel que a San Juan adoctrina.
“No se reforma la Iglesia sino sufriendo por ella: no haciendo pavadas. No se reforma la Iglesia visible sino sufriendo por la iglesia invisible. Todos los que han querido reformarla de otro modo, se han salido de ella”.
“Dijo Jesús: ‘Mi Reino no procede deste mundo, non est ex hoc mundo’. Jesús no dijo:’Mi Reino no está en este mundo’, ni tampoco: ‘Yo no soy Rey deste mundo, sino del otro’, como si su Reino fuese de almas, de muertos o de fantasmas. Dijo:’Mi Reino no procede de este mundo’, de las potencias mundanas, de los soldados, de los militares, de haber sido elegido por el pueblo…fraudulentamente –o no-, o de los banqueros internacionales y las grandes potencias del Gran Dinero. Su Reino está en este mundo y Él es Rey de todo este mundo; pero su Reino procede de su propia naturaleza, de ser Él quien es. Ni se lo dieron los hombres ni pueden quitárselo los hombres. Él es la Verdad y su Reino es el Reino de la Verdad; pero es un Reino Real, no un Reino ideal solamente. La Verdad no es una cosa ideal solamente: Verdad y realidad son la misma cosa”.
De Paul Verlaine, traducción del Padre Leonardo Castellani
Amar la patria es el amor primero
y es el postrero amor después de Dios;
y si es crucificado y verdadero,
ya son un solo amor, ya no son dos.
Amar la patria hasta jugarse entero,
del puro patrio Bien Común en pos,
y afrontar marejada y viento fiero:
eso se inscribe al crédito de Dios.
Dios el que no se ve, Dios insondable;
de todo lo que es Bien, oscuro abismo,
sólo visible por oscura Fe.
No puede amar, por mucho que Él hable
del fondo de su, gélido egoísmo,
quien no es capaz de amar ni lo que ve.
“Yo, Presidente, no quiero meterme en política; y cuando quisiera, no podría ni sabría. Pero es mi deber, también con compromiso de mi salvación eterna, meterme en religión. Lo cual para mí (Sacerdote y Doctor en Teología) significa en estos momentos salir por los fueros de la verdad religiosa, amarla con toda mi alma, buscarla con pasión, decirla con prudencia y eficacia, y defenderla hasta con peligro de mi vida si el caso lo requiriera. Y si yo no hago eso, no puedo entrar en el Reino de Dios, aunque edifique mil templos, dé un millón de pesos de limosna, y me mate a fuerza de ayunos y penitencias. Porque la Verdad es mi Señora y mi Prometida, mi Única Promesa en esta vida y en la otra, mi Tesoro Oculto por el cual lo he dado todo, mi Deber Jubiloso y Terrible.”
R.P. Leonardo Castellani