Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso, y desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Dice el credo católico que se reza en América de habla hispana hace siglos. Con diversas apropiaciones y reconfiguraciones culturales. Bukele, presidente del El Salvador, lo ha expresado junto a Francisco en un encuentro: Lutero, vemos en la Biblia Reina Valera edición reformada de la Herencia Reformada, libro guía de los cultos pentecostales y bautistas, no se opuso a este credo. La oposición de Lutero es en cosas muy puntuales: dos encíclicas. La doctrina, tal como dijo Osvaldo Carnival, católica y evangélica, protestante, no posee diferencias significativas. Lo dijo Carnival en El método Rebord.
Tal vez la más trascendente sea la vivencial, particular de la rama pentecostal. Los bautistas, al igual que los católicos devotos, tienden a una fe racional propia del modernismo del Siglo XXI y no manifiestan a “cada minuto” la “presencia de Dios a cada minuto”: la particularidad de esta forma religiosa es la vivencia del mover del Espíritu Santo que ha sido también una constante reafirmada en la Iglesia Católica con los movimientos carismáticos. Exceptuado los carismáticos católicos y los pentecostales, el cristianismo es en su mayoría igual desde aquí hasta la Edad Media. Sea una misa o una sermón de licenciado en teología, un intelectual como es un pastor bautistia, si no se es carismático catóilico ni pentecostal el credo hispano católico o protestante es casi igual. La diferencia está en llamar de una manera o de otra. En utilizar símbolos o no hacerlo. Los curas y los pastores bautistas son profesionales al modo moderno como lo es un proctólogo en sus congresos de medicina: eruditos, personas de la alta cultura, de la filosofía. El impacto de la fe pentecostal se da, justamente, por lo mismo que el impacto de lo carismático: vuelven al mundo ordinario un sitio extraordinario.
La voz del Papa Francisco es para escuchar. Por ejemplo: lo que dijo sobre la defensa de la vida y la diversidad en la unicidad. Coincide con la de los evangélicos, hermanos nuestros, para un Dios que como ha dicho Dante Gebel no es demócrata ni republicano les dice Gebel a sus fieles. No es socialdemócrata tampoco. Ni es liberalista de laboratorio. Ambas doctrinas, las doctrinas de los dos demonios, son imposibles, utópicas. Lo analizó con datos económicos Guillermo Moreno.
Hay un silenciamiento de la clase intelectual de dos pensadores clave para leer este y otros trifunfo: José Ingenieros y Rodolfo Kustch. Ignorados por la UBA. Y los circuitos intelectuales, Kustch es rescatado por Francisco.
Esto ya lo dijo Leonardo Castellani, el hispano más interesante que ha rescatado Rodolfo Walsh: ni el homo económico marxista ni el hombre de la teoría racional de la acción. La comunidad que se organiza, la defensa de los principios y de los valores.
Por eso advertimos que Bukele marcó un antes y un después: un avivamiento como dicen los pentecostales. Un cansancio contra una casta de sabios que hoy es aprobado por el 90% de la población. Un hombre socialista nacional que es imposible catalogarlo desde la derecha o desde la izquierda. Es otra cosa. Es otra Posición. Como cualquier pastor evangélico o sacerdote popular, carismático: que lejos de bajar línea a sus fieles (sea un protestante luterano que dice “los estoicos son malos” o un teólogo que exhorte a sus fieles a no usar “cintita roja”) si no un mago social, un líder que vuelve a enamorar a las personas deasde una tradición laica abierto a todo credo: el cristianismo humanista.