Hace décadas vivimos en un país que duele, que se desangra, jubilados que no llegan a cubrir las necesidades básicas como comer, medicamentos etc, niños que les toca ir a trabajar porque no alcanza, adultos por falta de posibilidades que salen a ganarse el mango todos los días como pueden sean vendiendo, o siendo cartoneros, comiendo de los tachos quizás lo encuentran o le dan por la calle, una sociedad que duele, muchos carecen de vivienda digna y los servicios esenciales.
A veces solemos juzgar y decir que “negros de mierda”, pero atrás de cada persona hay una historia dura, que quizás los llevo a no tener educación o posibilidades de crecimiento.
Los argentinos cuando hay una catástrofe somos super solidarios, nos unimos sin importar partido político, ni ideología, ni religión.
Me pregunto a veces si tenemos esa fuerza como sociedad, y nos unimos quizás en la argentina podemos ver el sol.
Soy un simple joven de 30 años, que le duele la desigualdad social, que quiere ayudar a mejorar la realidad de muchos argentinos. Me crié en un ambiente de laburantes, tanto mis abuelos como mis padres siempre trabajaron en relación de dependencia o en lo que encontraban, no tuvieron la posibilidad de ir a la facultad o terminar el secundario, por tener que hacerse cargo de los hermanos o por cuestiones de la época las mujeres no trabajaban, todos fueron instruidos, grandes lectores, personas de bien y de buenos valores, que son los que llevo en mi corazón, soy la primera de la familia de mi madre con título universitario, y post grado y sin embargo también es difícil tener un salario decente, no sé llega a fin de mes.
Los políticos siguen en sus peleas de ego de poder, en seguir generando grietas, ninguno es salvador, ni los derecha, ni los de izquierda, más allá que hay una grieta river-boca en argentina, que solamente les sirve a ellos para seguir en el poder, muchos de ellos llenándose los bolsillos con nuestros impuestos, acosta de nuestro esfuerzo y salud.
Ninguno se pone en los zapatos de nadie, no saben lo que es hacer una cola en un hospital público, o no llegar a fin de mes, o quizás no poder comprar un medicamento o darle de comer a tu hijo. Viven en su burbuja de cristal de poder, que se la van pasando de mano en mano, pero en todas esas décadas pérdidas, se perdieron sueños, nos han quitado las esperanzas de poder tener un proyecto futuro, solamente podemos pensar en el día a día. No solamente nos robaron en la cara, nos robaron las ganas de seguir luchando, de seguir estudiando, porque somos mal pagos, porque nuestro esfuerzo para ellos no vale, han destruido mucho de lo que han tocado, han usado a gran parte de la sociedad para sus ambiciones personales, atraves de mecanismos de adoctrinamiento, por estar desprotegidos, prometiendo promesas ya vencidas, casi caducadas.
Más allá que hace 42 años se restableció la democracia (que creo que fue unos de los últimos hitos históricos más importantes de nuestra historia), desde ese momento la democracia no nos ha dado las herramientas necesarias para poder construir un país desarrollado, con posibilidades, no tenemos educación, no tenemos salud y no tenemos trabajo, tenemos inseguridad, incertidumbre, ya no podemos soñar con comprar nuestra casa propia, eso es una utopía en argentina. Pero el argentino es resilente a todo, aprendimos a hacer economía de guerra cuando es necesario, sabemos subsistir con poco, somos felices con pocas cosas, pero hoy la democracia tiene una gran deuda socioeconómica y cultural con gran parte de la sociedad, debemos reemplantearnos como ciudadanos y también los invito a los políticos que se tomen un segundo de su vida y empiecen a ver más allá del ego y del poder, miren historias de vida, están cerca, quizás en la esquina de su casa.
Aún tengo un luz de esperanza que se puede salir adelante, quizás lleve décadas poder construir, (ojalá pueda verlo), si es que aún sigo en argentina.

Tamara Soledad Seput.