El debate entre el liberalismo y el peronismo ha sido una constante en la historia política argentina, marcando pautas ideológicas y políticas que han moldeado el rumbo del país. Desde la perspectiva de Brenda Vargas Matyi, diputada nacional de Unión por la Patria, se vislumbra un contraste entre dos visiones sobre el rol del Estado y su intervención en la sociedad.
El liberalismo, representado por la pasión libertaria en la juventud a la que hace referencia Vargas Matyi, aboga por un cambio, donde el mercado y la iniciativa privada son los motores de un desarrollo económico y social. Esta corriente de pensamiento enfatiza la libertad individual, la propiedad privada y una intervención estatal diferente y de distinta intensidad en la vida de los ciudadanos. Según el minarquismo el Estado debe velar, sobre todo por la Seguridad, Justicia, Defensa y una afirmación y garantías a la inversión desde la seguridad jurídica que preserve la propiedad privada. Sin embargo, según la diputada, esta ola libertaria parece estar perdiendo fuerza en la juventud actual, lo que puede deberse a una serie de factores, como la crisis económica, la desigualdad social y la percepción de que el Estado no cumple con sus funciones de manera efectiva.
Por otro lado, Unión por la Patria, con figuras como el Gobernador Axel Kicillof, defiende un rol activo del Estado en la economía y la sociedad. Para esta visión, el Estado tiene la responsabilidad de garantizar el bienestar de todos los ciudadanos, especialmente de los más desfavorecidos, a través de políticas redistributivas y de intervención estatal en sectores estratégicos de la economía. Desde la mirada de Vargas Matyi, Axel Kicillof estaría asumiendo una tarea que, según ella, no le corresponde, pero que realiza por convicción: “subsanar la ausencia del Estado nacional entre los bonaerenses. Esto sugiere una crítica hacia la gestión del gobierno nacional y una percepción de que el Estado no está cumpliendo adecuadamente su rol en la provincia de Buenos Aires” declaró la Diputada.
El debate entre el gobierno de La Libertad Avanza y la oposición de Unión por la Patria se entrelaza con cuestiones fundamentales sobre el modelo de desarrollo económico o de ausencia de este y énfasis en la asistencia social que debe adoptar Argentina. Si es aceptable o no tal o cual inflación .Mientras que el liberalismo aboga por un enfoque más laissez-faire, donde el mercado tiene un papel preponderante y se limita la intervención estatal, el peronismo (catalogado por sus críticos como populismo) propone un modelo más intervencionista, donde el Estado juega un rol activo en la regulación de la economía y la cuestión social. Ambas visiones tienen sus defensores y críticos, y el debate sobre cuál es el camino adecuado para el país ha sido una constante en la arena política argentina. Aunque es, el de Javier Milei, el primer gobierno de la historia que se presenta como liberal explícitamente.
Desde sus fundamentos, el liberalismo se apoya en principios como la libertad individual, la propiedad privada y la defensa de estos desde el principito del respeto por el proyecto de vida al prójimo basado en el principio de no agresión dice, a grandes rasgos, el intelectual Benegas Lynch. Se argumenta también desde los libros escritos por el Presidente Javier Milei como El camino del Libertario que un Estado limitado permite el desarrollo de la iniciativa privada y fomenta la competitividad, lo que a su vez genera crecimiento económico y prosperidad para la sociedad en su conjunto. Sin embargo, sus detractores señalan que este enfoque puede llevar a un aumento de la desigualdad social y a la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, además de dejar desprotegidos a los sectores más vulnerables de la población.
Por su parte, el peronismo “se basa en la justicia social, la solidaridad y la intervención estatal como garante del bienestar colectivo. Se argumenta que un Estado activo es necesario para corregir las desigualdades económicas y sociales, garantizar el acceso a servicios básicos como la salud y la educación, y promover la inclusión social” describe el historiador Gutiérrez. Sin embargo, sus críticos como Gino Germani, señalan aspectos “poco afines” al desarrollo, y desde la economía argumentan que un Estado demasiado intervencionista puede generar rigideces en la economía, desincentivar la inversión privada y llevar a un crecimiento insostenible de la deuda pública.
El debate entre liberalismo y el peronismo que gobernó entre el 2003 hasta el 2019 (con un intervalo desarrollista de Mauricio Macri, acompañado por su partido, el PRO, en coalición electoral y de gobierno con la UCR y la Coalición Cívica durante sus cuatro años de “primer tiempo”) en Argentina no se reduce simplemente a cuestiones partidarias, sino que también está marcado por consideraciones prácticas y contextuales. Ambas corrientes han tenido oportunidades de gobierno, el liberalismo la tiene ahora luego de “un siglo” tal como dice el Presidente Milei y todos los ciclos dejado su huella en la historia del país, pero la búsqueda de una competitividad que se base en la libertad individual sin descuidar la equidad social sigue siendo un desafío pendiente en la política argentina.