La Universidad de Buenos Aires (UBA) es fundamental en la historia de Argentina, siendo la más grande e influyente del país. Fundada en 1821, ha sido un centro de educación superior de renombre y un motor para el desarrollo intelectual, científico y cultural de la nación. Su importancia radica en su capacidad para formar profesionales destacados en diversas áreas, contribuir al avance del conocimiento a través de la investigación y promover el pensamiento crítico en la sociedad.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), creado en 1958 durante la presidencia de Arturo Frondizi, es una institución clave en el fomento de la investigación científica en Argentina. Ha sido fundamental para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país, apoyando a investigadores y promoviendo la producción de conocimiento en diversas disciplinas.
El rol de Arturo Frondizi en relación con la educación superior y la ciencia fue significativo. Durante su presidencia, se promulgó la Ley 14.735, que estableció la autonomía universitaria en Argentina, otorgando a las universidades públicas la libertad de autogobierno y de dictar sus propios estatutos. Esta ley fue un hito importante en la historia educativa del país, permitiendo un mayor desarrollo académico y científico en las universidades argentinas.
En cuanto a la Ley 1420, promulgada en 1884 durante la presidencia de Julio Argentino Roca, fue un paso crucial en la historia educativa de Argentina. Esta ley estableció la educación pública, laica y obligatoria en todo el país, sentando las bases para un sistema educativo más inclusivo y accesible para todos los ciudadanos argentinos.
Algunos nombres importantes asociados con la UBA y el CONICET incluyen a científicos como Bernardo Houssay (Premio Nobel de Medicina), Luis Federico Leloir (Premio Nobel de Química), y a intelectuales como Julio Cortázar y Jorge Luis Borges, quienes estudiaron o enseñaron en la UBA y contribuyeron significativamente al ámbito cultural y académico del país.