En una historia que combina el romance humano con la llamada divina, el Padre Javier Olivera y la Hermana Marie de la Sagesse, antes novios comprometidos, tomaron caminos inesperados al responder al llamado de Dios. Su historia, marcada por la fe y el discernimiento, nos ofrece un vistazo a cómo el destino puede dar giros sorprendentes cuando se busca la verdad en la vida consagrada.
En un diálogo con un medio, el P. Olivera Ravasi compartió que ambos crecieron en familias católicas que, de alguna manera, estaban entrelazadas desde la juventud de sus padres. Aunque se conocieron en la infancia, fue en la adolescencia cuando dejaron de verse con regularidad. No obstante, el reencuentro llegó cuando ambos tenían 19 años, y la chispa de una conexión más profunda comenzó a encenderse.
“Estuve bastante separado de la práctica religiosa. A los 19 años regresé de un viaje de mochilero a Perú y la conozco. Le pregunté si creía en la virginidad hasta el matrimonio, porque para mí era una especie de invento de la Iglesia. Ella me fundamentó tan bien desde la fe y la razón sobre la pureza que me impactó”, compartió el sacerdote.
Este encuentro llevó al inicio de su relación, mientras ambos estudiaban derecho en universidades diferentes. Durante su noviazgo, exploraron juntos la vida cultural, dedicándose a la música, la literatura y la filosofía. La vida espiritual también se convirtió en parte fundamental de su relación, gracias a la influencia de la Hermana Marie de la Sagesse.
El Padre Olivera reconoció que fue ella quien lo inspiró a retomar la práctica de la fe, rezar y asistir a la Misa regularmente. “Todo en gran parte gracias a ella, a Dios principalmente, pero a ella como instrumento”, afirmó. Juntos, cultivaron la devoción a través del rezo del Rosario y la participación en la Eucaristía.
Sin embargo, un acontecimiento inesperado cambiaría el curso de su historia de amor.
El Giro Inesperado: La Vocación Religiosa
El hermano mayor de la Hermana Marie de la Sagesse anunció su decisión de ingresar al seminario, una noticia que impactó a la pareja. A pesar de la sorpresa, decidieron acompañar a este hermano llevando su automóvil al seminario en San Rafael, Mendoza. Este acto desencadenó una serie de reflexiones sobre sus propios llamados vocacionales.
El Padre Olivera recordó ese momento diciendo: “Comenzamos a preguntarnos ‘¿Qué pasaría si Dios nos llamara a la vida religiosa? La primera cosa que dijimos fue que ‘no’ y que era una locura porque estábamos en un hermosísimo noviazgo y ya estábamos comprando las cosas para casarnos”.
A pesar de estas dudas, las inquietudes sobre la vida religiosa persistían en el corazón del Padre Olivera. Después de conversar con un monje asesor espiritual, la pareja se dio cuenta de que la respuesta a su llamado debía provenir de una conexión personal con Dios.
Finalmente, después de dos años de discernimiento, tomaron la decisión de abrazar la vida consagrada. En 2008, a la edad de 31 años, el Padre Olivera fue ordenado sacerdote, mientras que la Hermana Marie de la Sagesse profesó sus votos perpetuos.
La Actualidad: Una Amistad Fortalecida y un Legado de Servicio
En la actualidad, el Padre Olivera ejerce como profesor universitario y comparte sus reflexiones a través de su blog, “Que no te la cuenten”. Además, ha escrito un libro sobre dudas vocacionales titulado “¿Alguna vez pensaste? El llamado de Cristo”.
La Hermana Marie de la Sagesse reside en el sur de Francia, donde continúa su vida consagrada. Ambos mantienen una amistad profunda y significativa, siendo una fuente de apoyo mutuo en sus respectivos caminos de servicio a Dios.
Esta historia de amor que se transformó en una vocación religiosa nos recuerda la complejidad y belleza de los planes divinos. En la encrucijada entre el compromiso mutuo y la llamada divina, el Padre Olivera y la Hermana Marie de la Sagesse encontraron su camino hacia una vida de servicio y devoción, demostrando que los planes de Dios a menudo superan nuestras expectativas humanas.