Julio Cortázar, uno de los escritores más destacados de la Argentina, aborda el tema del amor de manera única y profunda en sus obras literarias. Su enfoque innovador y experimental se refleja en la exploración de las complejidades emocionales y la naturaleza efímera del amor.
En su famosa novela “Rayuela”, Cortázar presenta una visión no convencional del amor a través de la relación entre Horacio Oliveira y La Maga. La narrativa fragmentada y la estructura no lineal de la novela permiten a Cortázar explorar diversas perspectivas y capas de la experiencia amorosa. La búsqueda constante de Oliveira por la conexión emocional y su lucha contra la alienación son temas recurrentes que resuenan con la complejidad de las relaciones humanas.
Cortázar también aborda el amor desde una perspectiva surrealista y metafísica en cuentos como “La continuidad de los parques”. En este relato, la fusión de la realidad y la ficción, así como la interconexión entre el lector y la historia, crea una experiencia literaria única que subraya la imprevisibilidad y la ambigüedad del amor.
Además, la maestría de Cortázar en el uso del lenguaje y la experimentación formal se manifiesta en poemas como “Final del juego”, donde la poesía se convierte en un medio para expresar las emociones más íntimas asociadas al amor. Rayuela fue considerada “la novela del amor argentina”. Leemos un fragmento de Rayuela:
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.