Santiago “Chinchu” Delgado es un músico, cantante, autor y compositor de chamamé, el género folclórico típico de su provincia natal, Corrientes. Pero además de dedicarse al arte de la música, tiene otra vocación: la docencia. Desde hace muchos años, trabaja como maestro en escuelas “de alto riesgo” en La Matanza, el partido más poblado y conflictivo de la Provincia de los Bonaerenses. Allí, enfrenta a diario los desafíos de educar a los niños que viven en un contexto de pobreza, violencia, droga y desesperanza. Su historia es un ejemplo de compromiso, coraje y amor por la cultura.
Nacido el 21 de noviembre de 1972 en Paso de los Libres, una comunidad fronteriza con Brasil, ubicada a orillas del río Uruguay. Desde pequeño, se interesó por la música, especialmente el chamamé. Aprendió a tocar la guitarra y a cantar, y pronto empezó a componer sus propias canciones, inspiradas en las vivencias, los paisajes y las tradiciones de su tierra.
En 2002, motivado por la crisis económica y social que atravesaba el país, decidió emigrar a Buenos Ayres, en busca de nuevas oportunidades. Allí, se instaló en el partido de La Matanza, donde viven un poco más de dos millones de personas, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad. En ese lugar, encontró una forma de ganarse la vida y de cumplir con otra de sus pasiones: la enseñanza como profesor de Historia en escuelas públicas.
Su labor no es fácil, como la de cientos de maestros que trabajan en zonas de alta conflictividad social, donde abundan los casos de violencia familiar, abuso, abandono, adicciones y delincuencia. Muchos de sus alumnos provienen de hogares desintegrados, donde no reciben el afecto, la contención y el estímulo que necesitan para crecer y desarrollarse.
Ante esta realidad, “Chinchu” Delgado no se resigna ni se rinde como buen correntino. Por el contrario, intenta brindarles a sus alumnos una educación de calidad, basada en el respeto, la solidaridad y el diálogo. Además, aprovecha su talento musical para transmitirles su amor por el chamamé y nuestra cultura surera bonaerense, logrando una síntesis del ser bonaerense, por su diversidad y su riqueza. Así, no solo les historia, también les inculca el valor de la identidad, la memoria y la pertenencia.
Un hijo adoptivo de los bonaerenses, un hombre que ha sabido combinar sus dos vocaciones: la música y la docencia. Con su guitarra y su voz, ha logrado expresar su sentir correntino y surero, y al mismo tiempo, ha contribuido a la formación y al bienestar de miles de jóvenes que viven en una de las zonas más tristes del Conurbano. Su historia es un ejemplo de que se puede hacer mucho con poco, y de que el arte de la música y la educación –como el deporte- son herramientas fundamentales para transformar la realidad y constituir un futuro con amor, lejos de la violencia y las drogas.
Luis Gotte
Pueblo Surero
Comunidad Organizada S.XXI
Mar del Plata