“La única función de las predicciones económicas es hacer que la astrología parezca algo más respetable” John K. Galbraith
La Doctrina Social de la Iglesia es un conjunto de enseñanzas sociales que la Iglesia católica propone a todos los cristianos y a las personas de buena voluntad, basadas en el Evangelio, el Magisterio y la Tradición histórica. Su objetivo es visibilizar las realidades sociales producto del avance del capitalismo financiero y el liberalismo a finales del S.XIX, con la luz de la fe y orientar la acción de los creyentes hacia el bien común y la justicia social.
El justicialismo es la Doctrina de la Iglesia llevada a la práctica a través de la política, es una nueva filosofía de la vida, simple, práctica profundamente cristiana y profundamente humanista. Que, como doctrina política, busca realizar el equilibrio entre el derecho del individuo con el de la comunidad. Como doctrina económica, realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social. Como doctrina social, da a cada persona su derecho en función social.
La pobreza es una situación en la que no se pueden satisfacer las necesidades básicas de la vida humana, como la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, el agua potable o la electricidad. Ella puede tener diversas causas, como la falta de recursos, de una educación apropiada, el desempleo, la desigualdad, la exclusión, la violencia, la corrupción, la dependencia política o las crisis económicas de malos gobiernos. La pobreza afecta la dignidad de las personas y a sus derechos más elementales.
La Iglesia, al igual que la Doctrina Justicialista, consideran que la pobreza es un escándalo moral y un desafío para la solidaridad cristiana. por lo tanto, se llama a trabajar por la pobreza, por un lado, practicando la opción preferencial por los pobres, es decir, acercándose a ellos, escuchándolos, defendiéndolos y promoviéndolos; por otro lado, la Doctrina Justicialista, busca las causas estructurales de la pobreza para promover políticas públicas que favorezcan el desarrollo integral de las personas humanas y el trascender de los pueblos.
En Argentina tendremos para fines de esta década 8.500.000 pibes subalimentados o malnutridos, con distintos grados de desnutrición crónica, enfermedades diversas, alcoholismo, drogodependencia. Ello incrementa el riesgo de infección y de enfermedades contagiosas, como, por ejemplo, tuberculosis. La disminución de las capacidades cognitivas y un funcionamiento dañado del cerebro, como consecuencia de la malnutrición, determinará que serán menos capaces de llevar a cabo las labores necesarias para adquirir sus alimentos, ganar un sueldo o recibir una educación.
El liberalismo y la socialdemocracia nos ha llevado a que el 40% de los menores de edad sufran desnutrición, el 54% viva en condiciones de hacinamiento, el 43% de los hogares no consuma agua potable, el 67% de las viviendas presentan materiales precarios, el 32% no tenga sistema de conservación de alimentos, el 62% de las familias no tiene controles médicos y el 29% con alguna forma de desnutrición. La mitad de los jóvenes que tiene entre 18 y 24 años están excluidos del sistema educativo y una cuarta parte de ellos no solo no estudia, sino que tampoco trabaja, por lo que se los considera doblemente excluidos, de la educación y del mercado laboral.
Ahora, con un Estado disminuido, que gaste poco, que invierta menos y se financie con lo menos posible, donde el sector económico pague menos impuestos: ¿cómo resolverá estos problemas? El “achique” del Estado implicará un extraordinario avance del narcotráfico.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed Fabro, 2022. Y “Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes” es preparación.
Mar del Plata.