La provincia de Buenos Ayres es la más grande y poblada de la Argentina, pero también la más compleja y conflictiva. Su relación con el gobierno nacional, con el resto de las provincias y con su propia identidad ha sido históricamente problemática y contradictoria. Es urgente realizar un análisis de su situación, de los desafíos que enfrenta y sus posibles soluciones.
Su extensión territorial, su diversidad económica y social, su peso político y electoral la convierten en un actor clave para el destino de la Argentina. Es una especie de país dentro de otro. Situación que le genera tensiones y conflictos diversos con el gobierno nacional cuando son de signo ideológico opuesto (ej. Alfonsín y Cafiero y la Ley de Coparticipación nacional), y con el resto de las provincias, que la ven como una competidora desleal por los recursos y la representación. Además, la provincia tiene dificultades para gestionar su propia realidad interna, marcada por la brecha entre el conurbano y la región surera, por el desconocimiento de la autonomía municipal, la centralización administrativa, la debilidad institucional.
En el contexto actual, la provincia de los Bonaerenses se encuentra en una encrucijada. Por un lado, el gobierno saliente, de orientación socialdemócrata/progresía, derrotado en las últimas elecciones nacionales por un liberalismo “menemista”, intentará refugiarse en el Conurbano, donde tienen el apoyo del gobernador, no así de la mayoría de los intendentes afiliados al Partido Justicialista. Este sector pretenderá utilizar la provincia como una trinchera para confrontar al gobierno nacional, liderado por un liberal dogmático que intentará aplicar recetas económicas que no han dado resultado en ninguna parte del planeta y que tiene el respaldo de un pueblo que se siente defraudado por los políticos que se vienen repitiendo desde hace décadas. Por otro lado, la región surera bonaerense (95 municipios) no verá con agrado esta confrontación entre el poder político bonaerense y el nacional, por lo tanto, es posible que, alcen la propuesta de división territorial, que se reconozca una nueva provincia. Idea que puede llegar a ser impulsada por sectores políticos, económicos (agrícola-ganadero) académicos y mediáticos, que argumentan que la provincia es inviable e ingobernable, y que una nueva provincia tendría más posibilidades de desarrollo y progreso.
Creemos que ninguna de estas opciones es conveniente ni viable para la provincia de Buenos Ayres ni para el país. La confrontación entre el gobierno nacional y el provincial sólo genera más inestabilidad, pobreza, inseguridad y atraso. La división de la provincia sólo profundizará las desigualdades, las asimetrías y los problemas estructurales que aquejan a los bonaerenses. La verdadera solución pasa por una reforma política e institucional que permita una mayor descentralización, autonomía y participación de los municipios, una mejor distribución de los recursos y las competencias entre el gobierno nacional y el provincial, y una mayor integración y cooperación entre las distintas regiones productivas provincial. Solo así se podrá constituir una provincia de Buenos Ayres más unida, más equitativa y más próspera. En la locomotora de empuje de la Argentina toda. Incluso, el gobernador porteño Axel Kicilliof, si quiere ser presidenciable, podría lograr romper el maleficio de “quien ocupa el sillón de Rocha no ocupará el de Rivadavia”. De una Buenos Aires en armas o una comunidad bonaerense organizada…dependerá del actual gobernador.
Luis Gotte
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed Fabro, 2022. Y “Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes” es preparación.
Mar del Plata.