Los aportes del pensamiento del escritor y pensador Luis Gotte a la Ciudad de Buenos Aires.
El bueno de Luis Gotte, surero de raza, un hombre de paz nacido en tiempos de guerra, ha sido tal vez quien más influyó en uno en la formación doctrinal.
Perteneciendo a una generación nacida y criada en la última década del siglo pasado, quien escribe siente que la experiencia produce respeto. No hay una simetría entre alguien que lleva más años de vida trabajando por una patria más justa, resistiendo y combatiendo por la paz, que piensa con mayor detenimiento por una ventaja: en la Ciudad de Buenos Ayres, tal como dijo Juan José Sebreli en un libro donde se reivindicó como tardío miembro de Forja, es alienante: “Buenos Ayres vida cotidiana y alienación”.
La alienación es un concepto ideológico, como la derecha o la izquierda, de raigambre liberal y socialdemócrata o gramsciana (formando la unidad conceptual, la confluencia en Carlos Marx, que en su pensamiento económico no influyó para nada el socialismo de la época. Marx y su teoría del capital está basada en reivindicar y avanzar en David Ricardo y Adán Smith. No por nada Carlos Marx tiene su mayor monumento en una capital sajona que dice “al mayor pensador del capitalismo”). Pero también alienación, en términos del pensamiento nacional es tomada por Rodolfo Kusch como, simplemente, una locura colectiva apátrida.
Negadora de los símbolos patrios.
La Capital, leyendo su carta orgánica (vimos hoy con la irrupción política de Jorge Macri como un gobernador representativo de otros nueve gobernadores, desde el acuerdo de Alfonsín con Menem, la única verdad es la realidad) existen Comunas. En cada elección hay una lista de hombres y mujeres que no son, en general, públicos y forman dos docenas de mini consejos Deliberantes. Son quienes dialogan con sectores sociales. Quienes influyen en los barrios.
Desconocidos por el 90% de sus vecinos que va de la casa al trabajo y de casa al trabajo. Sin presencia en medios, han sido sustituidas revistas barriales como Hechos y Personajes de Palermo que ahora es Hechos y Personajes “de Buenos Aires”, o La Gacetilla de Villa Luro que dejó de imprimirse.
Cada Comuna y la Legislatura de la Capital Federal da debates que ignoramos. Que delegamos. Que a partir de hoy debemos poner la lupa como en cada de las provincias.
Ocuparnos de pensar en los barrios, cada uno de los que vivimos en la Capital Federal más o menos tenemos una identificación con el barrio: distintos y distantes son las nociones de comunidad y sociedad en Palermo que en Mataderos. Esto se mide pidiendo cigarrillos. Párese veinte minutos en Parera y Quintana, generalmente el que fuma no convida. Párese en Acoyte y Rivadavia, en menos de un minuto consiguió un cigarrillo en hora pico.
Sin embargo aquí los sureros de capital no podemos perder la patria. No se nos puede morir la patria en el porteñismo como denunció El hombre que está solo y espera de Scalabrini Ortiz.
Lejos del porteñismo pensar desde la Capital Federal es pensar desde un punto de encuentro al servicio del continente: en los barrios del Sur como el de quien esto escribe no es mayoritaria la publicación identificada con lo cosmopolita.
Los cosmopolitas no son la mayoría de los sureros de Santa María del Buen Ayre.
El pueblo en las dos docenas de comunas está en otra dirección a las cabezas globalizadas. No se piensa en la Patria sin amar a la MADRE PATRIA. No se piensa en las comunas sin comuniad organizada. Sin amistad social. Sin tilinguería. Se puede y se debe por respeto a La Constitución Nacional pensar una Capital que sea Federal. De unidad nacional.