“¿Era todo?”, pregunté. Soy un iluso. Una vez más, los hinchas argentinos padecieron el maltrato de la policía del Brasil. Todo lo que ocurrió para con la parcialidad xeneize durante la final de la Libertadores no alcanzó para que ésto se terminara, con la complicidad de CONMEBOL.
El maltrato que reciben los argentinos desde hace mucho tiempo, cada vez que visitan Brasil, esta vez ante los ojos y las cámaras de todo el mundo, que se disponían a transmitir este clásico de Sudamérica.
En la tribuna del Maracaná, y con toda impunidad, la policía brasileña ejerció la represión para con los argentinos. Un conflicto que comenzó entre las hinchadas, fue interrumpido por la policía que lejos de imponer la paz y el orden, se dedicaron a golpear únicamente a la torcida visitante.
Ésto lejos de disiparse al cabo de unos pocos golpes, se extendió en los minutos. Ésto provocó que se acercaran los futbolistas albicelestes a la cabecera donde todo ocurría y que ante la incesante represión los jugadores, liderados por Messi, decidieran al menos momentáneamente no disputar el partido.
Si se trata de repartición de culpas no podemos obviar al gobierno del Brasil y al gobierno carioca, como tampoco a la CONMEBOL. La organización de éste último organismo liderado por Alejandro Domínguez, una vez más se mostró decepcionante.
Había muchas maneras de evitar un conflicto como éste. En primer lugar, la designación de tribunas sólo para el ingreso de las hinchadas de las respectivas nacionalidades. Y en segundo lugar, la creación de pulmones que separen a los hinchas para que no se den esta clase de incidentes. ¿O será que CONMEBOL no quiso dejar entrada sin vender?
Recordemos que sucesos como éstos, no eran otra cosa más que predecibles. Este mismo mes lo sufrieron los hinchas de Boca tanto fuera como en el ingreso del estadio, pero también se nos viene a la cabeza lo que le pasó este año a AAAJ, y si nos remontamos más al pasado podemos pensar en infinidad de casos. Tigre, es solamente el evento más icónico, pero que se trata del padecimiento de cada hinchada o hasta de los propios jugadores cada vez que visitan a este país. (Véase ).
Es una discusión que tenemos que dar la sensibilidad ante cuestiones injustas como lo es el racismo, pero que es inversamente proporcional en la insensibilidad a la hora de recibir a personas de sus países vecinos.
La victoria argentina no debe opacar todo lo ocurrido en la previa del partido. Que el triunfo en un partido trabadísimo propio de lo ocurrido en la previa, el romper el invicto brasileño de local por eliminatorias, sea parte de la justicia divina para todos los argentinos que sufrieron en Brasil hoy, y tantos años.
Esperemos que la visibilidad que tuvo ésto por el hecho de darse en la tribuna propiamente dicho y en un partido de selección, sea el puntapié para que ésto se acabe definitivamente.