Por Luis Gotte*
Arturo Jauretche fue uno de los pensadores más influyentes y originales de la argentina. Nacido en Lincoln, provincia de Buenos Ayres, el 13 de noviembre de 1901, se inició en la política como militante radical yrigoyenista, participando en la revolución de Paso de los Libres (1933) contra el régimen oligárquico y fraudulento que se impuso tras el golpe de Estado. En 1935, fundó junto a otros jóvenes radicales la agrupación FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), que se caracterizó por su crítica al imperialismo británico y su defensa de la soberanía nacional. Bajo el lema “Somos una Argentina colonial. Queremos ser una Argentina libre”, FORJA denunció la falsa neutralidad del país durante la Segunda Guerra Mundial y reclamó una política exterior independiente y la unidad hispanoamericana.
En 1945 se sumó al movimiento peronista, apoyando al Cnel. Domingo Mercante, a la que consideró la expresión política de las masas populares y la realización de un proyecto nacional y democrático. Fue Director del Banco de la Provincia de Buenos Ayres. Tras el derrocamiento de Perón en 1955, sufrió la persecución y el exilio, pero no abandonó su compromiso con la causa nacional. Desde la Resistencia, escribirá en el periódico “El Líder” hasta su clausura. Luego fundará el periódico “El 45”, denunciando el plan entreguista hasta su intervención militar. La editorial Peña Lillo difundirá sus ideas del pensamiento nacional frente a la censura y la represión. También escribió varios libros que se convirtieron en clásicos de la cultura argentina, como “El medio pelo en la sociedad argentina”, “Manual de zonceras argentinas”, “Los profetas del odio y la yapa”, “Filo, contrafilo y punta” y “El Plan Prebisch: retorno al coloniaje”.
Jauretche fue un pensador nacional que supo interpretar la realidad argentina desde la perspectiva del disenso, desafiando los prejuicios y las falsedades de la cultura colonialista. Su obra es una invitación a pensar por nosotros mismos, a valorar lo nuestro, a defender nuestra identidad y nuestra dignidad. Su legado es una fuente de inspiración para las nuevas generaciones que buscan constituir una Argentina más justa, más libre y más soberana. Por eso, en el día de su nacimiento, se celebra el Día del Pensamiento Nacional, en homenaje a su figura y a su ejemplo.
El pensamiento nacional es una forma de reflexionar sobre la realidad argentina comprometida con la defensa de su soberanía, su identidad y la justicia social. No es un dogma ni una ideología, sino un conjunto de ideas, valores y propuestas que surgen de la historia, la cultura y las luchas del pueblo argentino. Se opone al intelectualismo liberal y atlantista, que es el que reproduce los intereses, los prejuicios y las falsedades de las potencias extranjeras que han dominado o intentado dominar a la Argentina. El pensamiento nacional busca pensar por sí mismo, valorar lo propio y constituir un proyecto de nación.
El pensamiento nacional no es algo estático ni acabado, sino que se renueva y se enriquece con las nuevas generaciones y con los nuevos desafíos que enfrenta la Argentina. Es una herramienta para comprender y transformar la realidad, para defender la soberanía y la dignidad del pueblo argentino, En permanente búsqueda de la unidad con los demás pueblos de América Hispana, la Patria Grande.
El pensamiento nacional es una invitación a pensar y a actuar con conciencia y con esperanza.
*Escritor y articulista, co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022; y de “Buenos Ayres Humana II, la hora de tu Intendente” en preparación.
La pequeña trinchera
Mar del Plata