Después de más de tres semanas se terminó la novela. Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), presentó su renuncia tras el escándalo que generó revuelo en todo el mundo del fútbol.
El 20 de agosto la selección femenina se consagró campeona del mundial de fútbol. Lo que tenía que ser fiesta y celebraciones, quedó manchado por Rubiales, al besar durante la entrega de medallas a Jennifer Hermoso, una de las futbolistas españolas.
Al día siguiente, mientras Rubiales desestimaba las críticas, Hermoso dice no haberle gustado lo sucedido. Al día siguiente, el presidente de la RFEF pide disculpas pero el revuelo continuaría. Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, consideró insuficientes las disculpas, y Hermoso pidió medidas ejemplares.
A los pocos días, la FIFA abre un procedimiento disciplinario contra Rubiales. Éste, contradiciendo su pedido inicial de disculpas, dijo que todo lo ocurrido había sido consentido. Jenni, nuevamente contestó que no había sido así, y que se sintió agravada y vulnerable.
Las jugadoras y compañeras en la selección de Jennifer Hermoso, amenazaron con renunciar a la representación de “La Roja”, si continuaban los dirigentes de la RFEF. La FIFA, suspendía de su cargo a Rubiales.
Luego de semanas en el ojo de la tormenta, y denunciado ante la fiscalía por Hermoso, Rubiales publicó en sus redes sociales una carta de dimisión a la presidencia de la RFEF. En la carta, Rubiales destacaba que se habían dicho falsedades y que defenderá su honorabilidad e inocencia. Futbolistas como Sergio Canales dijeron que ya había tardado en dimitir.
Cuando se esperaba que bajara la espuma post renuncia, las frases desafortunadas de Rubiales no se detuvieron. “Tuvo el mismo significado que un beso a mis hijas”, dijo Rubiales intentando explicar lo sucedido.
Hermoso, por su parte, fue recibida con un homenaje en su club, el Pachuca de México.