Conclusiones del diálogo con Radio Rivadavia en Los Desclasados del Dipy.
-Estoy en Miami hace veintidós años. Fue un acto de arrojo. Quise salir a conocer el mundo. Quería ser periodista, me fui a Europa. En Miami me casé y me cambió la vida para siempre. Yo me fui cuando Argentina vivía el uno a uno. Siempre creí que me iba a encontrar una Argentina con problemas que iban a estar superados: pero no, damos vueltas a la calesita. El mundo avanza y Argentina retrocede.
-No puedo ser objetivo: como argentino doy mi opinión. Creemos que el mundo está más pendiente de nosotros que lo que nosotros creemos. A la Argentina la veo muy mal: un gobierno lamentable.
-Desde que empecé con las redes sociales, el 80% de mi público es argentino, estoy mucho más conectado. No hay ámbito en la argentina que no esté deteriorado. Retrocedimos 40 años en el tiempo.
-El mundo desarrollado hay cosas que no pueden creer: cuando hablás de inflación no lo pueden creer.
-No quiero ser negativo pero percibo que hay crisis.
-Hace cuatro años que estoy en las redes y estoy en un tema sensible que es la religión. No creo en los mensajes hegemónicos. Mi público es un público de clases medias para abajo en general, y me sorprendo mucho, y lo que más me preguntan es cómo irme de Argentina. “Me voy, me voy, me voy, ayudame”. Recibo treinta mensajes por día.
-Está todo el mundo queriendo rajar: si no es acá, es España.
-Lo que se nota en los comentarios es un gran nivel de disconformidad. Hablando de Dios alguien me decía: acá en Estados Unidos no se necesita tanto a Dios. Lo que en Argentina se ruega acá es lo normal.
-Antes de la pandemia la gente estaba contenida: después de eso saltan con cualquier cosa, depresión, problemas económicos. Voló todo por el aire.